He comprobado "in situ" que no hace falta probar ni una gota de alcohol para sentir ese estado de alcohol en tus venas y esa incertidumbre en la que se entra y uno no deja de preguntar y preguntarse: " ¿quién soy? ¿dónde estoy? ¿qué pasó?"...entrando sin quererlo a ese estado de euforia y sentir como se va, en caída libre, a ese estado de desesperación...no llegó la depresión, pero será cuestión de tiempo...
...Todo eso por una de las últimas vallas de la carrera...